Introducción a la bioenergética

 

PRO METABOLISMO

Es la vida: ¿una enfermedad?

Acá hay un experimento mental: un médico te la opción de aumentar o disminuir la cantidad de calorías que quema tu cuerpo todos los días.
  • Si lo aumentas tu cuerpo va a necesitar más energía para mantenerse.
  • Si lo disminuis tu cuerpo (obviamente) va a necesitar menos.
De estas dos opciones, ¿cuál crees que te va a hacer vivir más?

La gente en general va a decir que unos requisitos de energía más bajos son mejores para la vida útil. Después de todo, si nos consideramos instrumentos (digamos, no muy diferentes de las computadoras, los lavarropas o las velas), está claro que un menor tiempo de funcionamiento debería equivaler a una vida útil más larga. El coche con menos kilómetros suele funcionar mejor… ¿no cierto?

Esta fue, durante mucho tiempo, la visión dominante en biología. A principios de 1900, Max Rubner (fisiólogo alemán) y Raymond Pearl (biólogo estadounidense) propusieron la teoría de la tasa de vida, que afirmaba que tasas metabólicas más altas (es decir, mayores necesidades de energía) daban como resultado una esperanza de vida más corta.

La teoría de la tasa de vida de vida surgió cuando Raymond Pearl se dio cuenta de que las moscas de la fruta (de entre todos los animales) vivían más cuando su temperatura corporal era más baja; es decir, cuando tenían metabolismos más lentos y reducidos.



Él y otros llegaron a teorizar que los organismos envejecen a medida que "acumulan vida", por así decirlo; que nuestros cuerpos almacenan sustancias nocivas con el tiempo a medida que producen más energía, y que cuanta más energía producen, más se deterioran. Pensaban que las personas tenían un número genéticamente determinado de latidos que "gastar" (esta teoría va de la mano con la “teoría del envejecimiento de los telómeros”) Creían que la vida pesa sobre la vida, y que la mejor manera de vivir más era vivir menos.

A principios de la década de 2000, nuevos experimentos propusieron una teoría completamente opuesta, conocida como la hipótesis del desacoplamiento para sobrevivir.

En ellos, los científicos descubrieron que los ratones que consumían un 17% más de oxígeno (es decir, que vivían más intensamente, con un metabolismo más rápido) vivían un 36% más que aquellos con un menor consumo de oxígeno. Como señala el artículo: “esto equivale a una diferencia de edad en los seres humanos de 75 a 102 años.

Esto fue innovador. Por una vez, se propuso una teoría que no veía a los organismos vivos como meros artefactos que se “deterioran” cuanto más existen.



En lugar de afirmar que el gasto energético desgasta la integridad estructural, esta teoría defiende que la energía y la estructura son interdependientes y se refuerzan mutuamente. Por lo tanto, una mayor energía da como resultado una estructura más resistente, porque parte de esa energía se gasta precisamente en mantener dicha estructura. En palabras del premio Nobel Albert Szent-Györgyi:

"Una célula viva necesita energía no sólo para todas sus funciones, sino también para el mantenimiento de su estructura. [...] La vida sustenta la vida, la función construye la estructura y la estructura produce la función. En cuanto cesa la función, la estructura se derrumba: se mantiene trabajando."

Lo que parece un concepto poco intuitivo se vuelve mucho más claro si te ponés a pensar que las computadoras, las lavadoras y las velas pueden mantener su integridad estructural durante mucho tiempo cuando están apagadas, pero que los organismos vivos se desintegran rápidamente una vez que mueren.

Este campo de estudio ha sido el trabajo de toda la vida de algunas de las mentes científicas más brillantes del siglo pasado. Entre ellos, el trabajo del Dr. Raymond Peat en particular (Doctor en Biología; también conocido como “Ray Peat”) destaca. Ray Peat se dedicó a comprender la vida a través del estudio de la energía y su interacción con el mundo. Más concretamente, siempre le interesó un tipo de interacción:

"Para Pavlov, el estudio de la psicología o la fisiología sin conciencia era simplemente una locura. Pavlov dijo que estudió nutrición para comprender la conciencia y el sistema nervioso, porque comer es nuestra interacción más cercana con el mundo. Nuestro cerebro es parte de nuestro sistema digestivo. Pero "Comer se ha vuelto altamente institucionalizado e influenciado por nuestras creencias culturales. Si la gente comienza a pensar en los significados de comer, está iniciando un proceso de crítica cultural y filosófica". - Dr. Raymond Peat

Me siento vivo 

Tu metabolismo es la suma de todos los procesos que suceden a dentro de tu cuerpo.

Cuando tu metabolismo funciona correctamente, te sentis cálido y vivo, tus niveles de energía son altos, disfrutas de un sueño profundo y de calidad, podés mantener una actitud positiva ante las cosas, tu cabello y tu piel brillan, tenés una gran libido, vas regularmente al baño, tenés más masa muscular, más concentración y más paciencia. Cuando tu metabolismo funciona de manera correcta, tenés más hambre: de comida, de sol, de acción, de vida.

Acá hay un resumen rápido de 12 signos de un metabolismo alto según el libro de Kate Deering "Cómo curar tu metabolismo":
  • 36,6° a 37° C temperatura en las axilas 
  • Frecuencia de pulso de 75 a 90 lpm 
  • Pies, manos y nariz calientes
  • 1-3 depocisiones al día 
  • 4-5 micciones al día 
  • Deseo sexual saludable 
  • En las mujeres, síndrome pre menstrual bajo o nulo
  • Cabello brillante, piel suave, uñas fuertes
  • 7 a 9 horas de sueño ininterrumpido
  • Sentirse feliz y contento 
  • Tener buena energía todo el día 
  • Mantener el peso corporal con facilidad 
Esencialmente, tener un metabolismo de alto funcionamiento significa enfrentar la vida con la disposición relajada y radiante de un niño:

"Un alto nivel de intensidad metabólica es característico tanto de las plantas jóvenes como de los animales jóvenes en condiciones ideales para su vida, satisfaciendo abundantemente sus necesidades de energía y de sustancias". - Raymond Peat

Por otro lado, las personas con un metabolismo enfermizo a menudo sienten frío (especialmente en las manos, los pies y la nariz) y sin energía; Tienen mala digestión, falta de sueño, falta de libido, falta de concentración y, en general, una mala actitud.

Por suerte, el trabajo de profesionales como el Dr. Broda O. Barnes, el Dr. Albert Szent-Györgyi, el Dr. Raymond Peat, el Dr. Gilbert Ling, la Dra. Constance Martin, el Dr. Hans Selye y muchos otros están despertando poco a poco a la gente. 

El hecho de que el cuerpo también debe estudiarse en términos energéticos; y que muchas de sus disfunciones ocurren en la medida en que no logra producirlo. Después de todo, "tratar a los humanos sin el concepto de energía", afirmó el Dr. Szent-Györgyi, "es tratar la materia muerta".


Creación de la energía 

"Más vida y más energía pueden resolver muchos de los problemas básicos de la vida". Dr. Raymond Peat

La palabra “energía” se utiliza muy a menudo en nuestra vida cotidiana. Algunos días nos despertamos con más energía, otros más cansados. Mientras que algunos de nuestros amigos tienen mucha energía, otros en cambio, son más aburridos. Incluso llegamos a decir que algunas personas “irradian buena energía”, o que no queremos traer la energía de cierta persona a nuestra vida. 

Pero ¿Qué es realmente la energía? y ¿Qué hace?

La respuesta a la primera pregunta es... nadie lo sabe realmente. El físico ganador del Premio Nobel Richard Feynmann dijo la famosa frase: "Es importante darse cuenta de que hoy en día en física no tenemos conocimiento de qué es la energía". La energía es, hasta donde sabemos, “potencial almacenado para el cambio”.—como dentro de un resorte comprimido a punto de rebotar—y en realidad “sólo” puede hacer dos cosas: mover cosas o calentarlas. Eso es todo.

En biología, cuando se habla de “crear ” energía en realidad hacen referencia a promover la respiración celular, también conocida como el aumento de la tasa metabólica. Así como respiramos tomando oxígeno y liberando dióxido de carbono, las células también pasan por un proceso de respiración; pero en lugar de utilizar únicamente oxígeno, también absorben glucosa (azúcar simple) y liberan dióxido de carbono, agua y trifosfato de adenosina, también conocido como ATP.

El ATP se lo conoce coloquialmente como la “moneda energética” de todos los organismos vivos. Básicamente es la molécula que captura y libera energía para alimentar toda la vida en la Tierra. Todo lo que implica energía (es decir, todo lo que requiere movimiento o calor) utiliza ATP para obtenerla. El ATP impulsa todas tus funciones vitales, tus músculos, tus pensamientos, tu creatividad, tu vida amorosa, tu intelecto, la división de tus 100 billones de células, la replicación constante de tu ADN, todo.

Esta molécula casi mágica se fabrica (en su mayor parte) en minúsculas “fábricas de ATP” dentro de tus células llamadas mitocondrias. Las mitocondrias, como dice la famosa frase, son las “centrales energéticas de la célula”, los motores ubicados dentro de todas las partes que conforman quién eres. El trabajo de cada mitocondria es producir ATP usando azúcares a través del proceso de respiración celular.

Así que, dado que la respiración celular (es decir, el metabolismo) es responsable del ATP, y que el ATP es responsable de impulsar todas sus acciones y la integridad estructural de sus células, tendría sentido tratar de optimizar todo este proceso para que sus células puedan producir tanto ATP de manera tan sostenible y eficiente como sea posible, ¿no cierto?

Bueno, una de las mejores maneras de hacer esto es eliminando una de las sustancias más omnipresentes y antimetabólicas que existen; conozca…

GRASAS POLIINSATURADAS

Aceites de semillas

A principios del siglo XIX, la industria algodonera se dio cuenta de que podía procesar parte de los desechos que se generaban durante la producción del algodón (las semillas de algodón) para fabricar aceite con ellos. Así nació el aceite de semilla de algodón.

En un principio, el aceite de semilla de algodón se vendía y se usaba como lubricante de máquinas. Después se aplicó el mismo proceso a los desechos de maíz (para producir aceite de maíz) y a los desechos de soja (para producir aceite de soja), solo que esta vez los vendedores idearon un caso de uso mucho más rentable y escalable para ellos: cocinar. Básicamente, Procter & Gamble reenvasó el lubricante para máquinas como aceite de cocina y comenzó una campaña de marketing masiva (y exitosa) para difundir su uso en todo EEUU.

Según el Dr. Chris Knobbe (profesor de la Universidad de Texas), la invención de esos aceites (lo que ahora llamamos aceites vegetales o de semillas) dió como resultado “el mayor cambio en la nutrición en toda la historia de la humanidad”. Los seres humanos han pasado de consumir 0 g de aceites vegetales en el siglo XX a más de 80 g al día en la actualidad. En otras palabras: aproximadamente un tercio de las calorías que consumen las personas en los EE. UU. hoy en día proviene de un alimento que no existía hace 200 años.

Metaoxidación

Todo lo que comemos está compuesto de carbohidratos, proteínas y/o grasas, conocidos como macronutrientes. También ingerimos muchas otras cosas más pequeñas, como minerales y vitaminas, conocidos como micronutrientes. Las bananas, por ejemplo, están compuestos principalmente de fructosa (un carbohidrato), pero también contienen otras cosas como potasio (un mineral). Por lo tanto, los plátanos tienen tanto macro como micronutrientes.

A pesar de ser tres elementos principales, los macronutrientes se presentan en diferentes formas, y la forma en que se consumen es tan importante como el macronutriente en sí. Por ejemplo:
  • Tanto la sacarosa (azúcar de mesa) como la fructosa (azúcar de la fruta) son carbohidratos, pero se digieren de formas diferentes. La fructosa se metaboliza en el hígado y no aumenta mucho el nivel de azúcar en sangre. La sacarosa también se metaboliza parcialmente en el hígado, pero también llega al torrente sanguíneo en forma de glucosa, lo que aumenta el nivel de azúcar en sangre. Por lo tanto, aunque comer azúcar y fruta significa ingerir carbohidratos, el tipo de carbohidrato que consumes marca una gran diferencia.
  • Las proteínas de origen animal y vegetal no son lo mismo. Esto es por que las proteínas están formadas por diferentes combinaciones de miniproteínas, llamadas aminoácidos, y su presencia varía ampliamente según la fuente. La leucina es uno de los aminoácidos más importantes y resulta muy útil para desarrollar músculo. Como explica Joseph Everett en su vídeo Protein is not protein (La proteína no es proteína), para obtener la misma cantidad de leucina y aminoácidos esenciales que en 25 g de proteína de leche, es necesario ingerir 40 g de proteína de soja o 38 g de proteína de arvejas. Por lo tanto, aunque comer tanto animales como vegetales suponga ingerir proteínas, el tipo de proteína que consumas marca una gran diferencia.
Ahora, dejando de lado los carbohidratos y las proteínas, esas mismas diferencias se aplican al último macronutriente: las grasas.

Básicamente, existen dos tipos de grasas: saturadas e insaturadas, estas últimas son un término genérico para dos subtipos, llamados grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas. Al igual que pasa con los carbohidratos y las proteínas, el tipo de grasa que consumís marca una gran diferencia.
  • Los ácidos grasos saturados (SFA) están presentes en la cocina tradicional y se encuentran en alimentos como la manteca, grasa de vaca, el ghee y el aceite de coco. Esto va en contra de la narrativa dominante, pero estas son las mejores grasas que podés consumir.
  • Ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), presentes en alimentos como el aceite de oliva, la palta y el chocolate.
  • Ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), presentes en los llamados aceites vegetales o de semillas: aceite de semilla de algodón, aceite de canola, aceite de soja, aceite de girasol, aceite de semilla de uva, etc. Probablemente escuchaste hablar de ellos antes con el nombre de “ácidos grasos omega-6 u omega-3”. Son altamente antimetabólicos y representan una amenaza para tu salud.
La razón por la que los PUFA son tan tóxicos es que son molecularmente frágiles y se oxidan muy fácilmente. Tan pronto como se exponen a la luz, el oxígeno y (especialmente) el calor, se “estropean” y comienzan a descomponerse en sustancias químicas tóxicas. Todas las cosas se oxidan, hasta cierto punto, pero los PUFA se oxidan mucho.

Así es: los PUFA de los aceites de semillas ya están muy oxidados antes de llegar a la tienda… donde se oxidan aún más mientras esperan en un estante antes de llegar a tu casa… donde se oxidan aún más cuando los calentás en una sartén para freír lo que sea. Estás ingiriendo oxidación sobre oxidación y provocando aún más oxidación simplemente al digerirlos.

Mitocondritis

“Sonreír, reír y otras actividades fisiológicas normales nos indican que un bebé está bien. Esta es una forma abreviada de decir que los billones de células que componen al bebé están bien. De manera similar, cuando el bebé está enfermo, es una forma abreviada de decir que algunas o todas las células del bebé están enfermas”. - Gilbert Ling

La oxidación de los PUFA es un problema importante porque, en última instancia, el cuerpo está compuesto por lo que consumís. Cuando se ingieren PUFA, estos se acumulan lentamente en el organismo y pueden pasar años hasta que se eliminan para reemplazarlos. 

Recordá: las mitocondrias son las responsables de impulsar todos los procesos, todos los movimientos, toda la vida dentro de tu cuerpo. Se encuentran en todas partes. No se trata de un órgano dañado, sino de un orgánulo que vive dentro de todos los órganos. Suprimir la capacidad de tu cuerpo para producir ATP detiene tu metabolismo, lo que te hace (literalmente) menos vivo e impide que tus células mantengan su estructura. Las células ahora insaturadas se vuelven más fluidas, menos resistentes e incluso se demostró que colapsan por completo.

Hoy en día se sabe que los mamíferos con disfunciones mitocondriales (es decir, metabolismos alterados) están sujetos a una larga lista de enfermedades, porque sus células carecen de la capacidad de producir energía y, por lo tanto, de mantener su función y estructura. Se sabe que las disfunciones mitocondriales causan…
  • Cáncer
  • Diabetes
  • Obesidad
  • Alzheimer
  • Parkinson
  • Trastorno bipolar
  • Esquizofrenia
  • Ansiedad
  • Cardiopatía
  • Fatiga Crónica
La lista continúa… después de todo, las mitocondrias están en todas partes.

La respiración celular alterada también va a hacer que envejezcas más rápido, lo que dará como resultado capacidades cognitivas más lentas y problemas estéticos como pérdida de cabello y celulitis. Como dice el viejo refrán: eres lo que comes; come cosas que se oxiden rápidamente y tu cuerpo pronto seguirá su curso. 

“Se cree cada vez más que el envejecimiento general, y especialmente el envejecimiento del cerebro, está estrechamente relacionado con la peroxidación lipídica”. - Raymond Peat PhD

Vamos a hacer un poco medicina preventiva: deja de comer alimentos ricos en PUFA. El camino hacia un metabolismo alto es mucho más fácil si eliminamos las cosas que afectan a la producción de energía. Esto es más fácil de decir que de hacer, porque los PUFA están prácticamente en todas partes hoy en día. Las principales fuentes incluyen:

Aceite de girasol, aceite de canola, aceite de almendras, aceite de semilla de uva, aceite de maíz, margarina, aceite de maní, aceite de cártamo, aceite vegetal, aceite de pescado, aceite de nuez, aceite de semilla de algodón, aceite de soja, aceite de sésamo, aceite de linaza…

El problema acá no es sólo que están en la mayoría de los productos envasados, sino que se utilizan para cocinar en prácticamente todos lados, porque son baratos y no dejan ningún sabor particular en el plato. El pro-metabolismo y comer a fuera de tu casa son cosas difíciles de equilibrar; pero por otro lado, “faltarle el respeto a los aceites de semillas” te va a empujar a cocinar tus propias comidas y a tomarte tu nutrición en serio.

Aceite de coco

“Una o dos cucharaditas de aceite de coco al día parecen tener un fuerte efecto protector contra la obesidad y el cáncer”. - Raymond Peat

En la década de 1940, los agricultores de Estados Unidos intentaron usar aceite de coco para engordar a sus animales; pero, para su sorpresa, cuanto más aceite de coco le daban a sus animales, más delgados, más activos y más hambrientos se volvían. Desde entonces, los alimentan con una dieta a base de maíz y aceite de soja, porque logra el efecto opuesto.

La razón es sencilla: el aceite de coco tiene uno de los contenidos más elevados de ácidos grasos saturados, lo que acelera el metabolismo de los animales.

Si hay algo que podés sacar de esto además de evitar los alimentos con alto contenido de PUFA, es empezar a consumir aceite de coco. El aceite de coco va a remplazar a los PUFA de tu cuerpo con grasas saturadas prometabólicas. Además, tiene un alto contenido de grasas MCT (triglicéridos de cadena media), un tipo especial de combustible que se convierte en energía extremadamente rápido, incluso más que la glucosa.

Según las recomendaciones de Kate Deering, tenés que comenzar con 1 cucharadita por día, y luego agregá una cucharadita cada semana hasta llegar a 1 o 2 cucharadas diarias. Además, tené en cuenta que algunas personas no digieren bien el aceite de coco virgen y, por ese motivo, a menudo se recomienda tomar la versión refinada, que tiene menos alérgenos.

En resumen

“Mantener el metabolismo alto es lo más importante y hay muchas formas de hacerlo”. - Raymond Peat, PhD

En pocas palabras, acá están 3 acciones básicas que podés llevar a cabo a partir de todo esto.
  1. Evite los PUFA lo mejor que pueda, especialmente los alimentos fritos.
  2. Toma gradualmente hasta 1 o 2 cucharaditas de aceite de coco por día.
  3. Empezá a cocinar usando manteca, grasa o aceite de oliva.

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