Somos lo que comemos
Llegamos al mundo más o menos con un peso de entre dos y
cuatro kilos, con los años vamos creciendo hasta llegar a la edad adulta donde
el crecimiento se para.
Lo que nunca se detiene es nuestra capacidad para renovar
nuestros tejidos, nuestras células todo el tiempo se están renovando, naciendo
y muriendo.
Todo nuestro cuerpo, desde las unidades más básicas
invisibles a la vista, nuestros huesos, hasta los órganos, las extremidades o
la piel, están en constante renovación.
La materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma, y
nosotros no somos la excepción. No creamos materia de la nada, sino que estamos
transformando continuamente las cosas que comemos en nuestras propias
estructuras vitales.
A partir de esto considera que cuando te miras al espejo, lo
que estas observando es el producto final de la transformación constante de los
alimentos que comiste.
Generalmente se tiende a usar la analogía de construir una
casa, para ponerlo en perspectiva y visualizar que no se puede construir un
cuerpo sano a partir de productos insanos. Sería como construir un rascacielos
con cimientos de barro.
Suarez F. Metabolismo ultrapoderoso. Distribución; 2019 |
Si lees bien las etiquetas de los ultraprocesados, tenés que entender que esos ingredientes van a formar parte de vos, parte de tu cuerpo cuando los consumas, y estos son: aceites vegetales (girasol, soja, margarina), maíz, edulcorantes artificiales, harinas refinadas, aditivos, colorantes, etc.
Construir nuestro cuerpo a base de estos ingredientes supone un desenlace fatal para nuestro futuro y, a veces, también para nuestro presente.
Y esto va más allá de ser gordo o de ser flaco, se trata de
tu salud, de tu organismo, de tu cuerpo… de la única posesión real que tenés.
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